20 de julio de 2015

Espero haber sido lo que te hacía falta para quedarte con ella.

Espero que nuestro pequeño desliz te haya servido para darte cuenta de lo que tenías, aún tienes y sé que tendrás durante mucho tiempo. A ella. A la mujer que, estoy segura, te ama infinitamente más de lo que yo podría llegar a amarte con el tiempo, la dedicación, la paciencia y la atracción efervescente que sentíamos mutua.
Espero en este tiempo de distancia, o quizá mientras salías con ambas, te hayas dado cuenta de cuánto te necesita, te echa de menos y te quiere de nuevo en su vida. Espero hayas valorado sus gestos de ingenuidad hacia ti porque, a pesar de que te conoce de más tiempo, yo te tengo bien sabido en la memoria; jamás podría hacerte inofensivo o, más aún, enaltecerte ni admirarte.
Espero que, tras mi arrebato de sensatez, te hayas sentido tan solo y, al contactarla, haya vuelto la llama, el deseo, el cariño, el amor y los nervios. Deseo que en ti, con tan pocas de sus palabras, haya renacido ese amor ingenuo e irreverente que nunca podrías llegar a tener conmigo.
Porque, a pesar de lo mucho que me atraigas, reconozco que no soy mujer para ti. Lo he sabido desde el día dos. Porque el número uno fue eso: número uno. Y ni hablar de los que iban antes del cero aun negativos en nuestra cuenta. En nuestra breve cuenta.
No soy mujer para ti. No te amo. No creo ser capaz de desprenderme de esa manera por ti, y eso es algo que supe desde que te conocí. No por ti, sino porque ya no había amor en mí; ya lo había entregado todo, entre cariñitos que, después, resultaron tener navajas apuntándome contra la cara.
Por eso mismo estoy aquí escribiéndote por ella. Porque mientras ella te lee a ti, yo he pensado en alguien más. Y me esfuerzo ahora en escribirte todo esto para que la valores. Para que no la ignores. Para que seas el mejor hombre que puedes llegar a ser, porque sé que ella se lo merece. Sé que ella se desprende de sí misma con tal de entregarse a tus brazos. Sé que ella es capaz de ir en contra de sí misma con tal de defenderte a ti.
Lo sé. Yo sé que, si supiera de mí, intentaría odiarme y derrumbarme todo con tal de estar contigo. Para siempre. Así le duela. Así haya días en que siquiera te soporte. Yo sé que te quiere. Que tu lugar es con ella. Que son el uno para el otro. Y que deberías esforzarte por hacer de ese amor un renacer.
Y lo hago por ella. Ella te necesita; yo no, yo nunca seré una opción. Nunca tendrás que decidir por .



Para ti.

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