14 de febrero de 2014

Ajeno.

A veces te imagino ajeno, solo, existente y no de mí. A veces te imagino completamente fuera de mí. A veces tomo tu carácter, tu fuerza, tu vida y tu risa para fundamentar a alguien que no está ahí.
Te imagino, te pienso, te describo y escribo. Existes sólo en mi mente. Mas no eres mío ni de nadie. Ni siquiera de ti mismo.
Hay veces que admiro tu modo, tu forma, tu estructura, tu ser, tu pensar. Mismas en que describo tu perturbación en un libro. Tu tan bella perturbación.
A veces te imagino ajeno. No de nadie ni de ti mismo. Ni siquiera mío.
Admiro tu constancia, tu sistema, tu persistencia, tu insistencia, tu análisis y el cristal ocular con el que disfrutas la vida. A veces admiro tu sonrisa, ignorando por completo que pretendes que sea mía.
Hay veces en que veo de lejos tu vida y tu existencia. A veces tan sólo coexisto con el olvido de la idea de que en el fondo, muy en el fondo, estás tú.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Qué te pareció?