Estructura física y material conformada por amor, consecuencias, romanticismo, malas decisiones, ilusiones y egoísmo, pero todos me llaman Andrea.
21 de junio de 2012
Hola. Desde que te desenredaste de mis pestañas para salir por la puerta olvidando que el sol no debe irse de día, me di cuenta que cosas como respirar, parpadear, comer y pellizcarme al lado tuyo a ver si es verdad, no tienen ningún sentido si tengo que tomar todas las mañanas café con sal para seguirle el juego a mis noches amargas [amargo tiene origen etimológico en ‘amar’]. Te fuiste y no paro de llorar pedacitos de hielo porque adentro frío, y en cada cigarro que me fumo olvido expirar el humo. Ha pasado 2 meses y medio desde que estoy contigo y a partir de un tsunami en el que colisionan lágrimas y suspiros no dejo de estornudar dos veces consecutivas, porque el amor es sólo un tercer movimiento involuntario y porque ya nunca más podré tener un frasco abierto de mermelada y se fundirán dieciocho bombillos sin que pueda hacer más que llorar en el plato de ensalada. No te quiero porque tú ni porque nadie sino por los poros, por el filo de tu sonrisa, porque llevabas el carrito de mercado y ahora voy al Súper sólo por café molido y tres cajas de cigarrillos; debiste enseñarme a hacer una lista y a decir adiós sin querer morirme. Quitarme la vida es reiterar un suceso que ya pasó cuando te fuiste, pero más vale estar seguros y que seas tú el que se ocupe de rascarte la espalda, tocarte los dedos mientras te cantas, escribirte en las últimas hojas de todos los cuadernos que te amas dentro de corazones deformes. Por favor, aprende a usar la lavadora, suele parar en cualquier momento y debes volverla a conectar, el queso está a punto de vencerse, al perro no le gusta el alimento más costoso, debes comprar el moradito de siempre, el piso queda mejor si lo trapeas con líquido limpiavidrios, no cortes el hilo con los dientes porque luego no cabrá en el ojillo de la aguja, los huevos quedan como te gustan luego de cuatro minutos desde que empieza a hervir el agua, tu camisa favorita debes plancharla con un pañuelo blanco encima, te dejé unos videos míos sobre cómo hacer nudos de corbata. No te preocupes por mí, pagué por fin el recibo de luz a tiempo como siempre quisiste, no comí nada que tuviera chocolate hoy, como siempre quisiste; en el momento en que me cuelgue del techo como llamada no contestada, estaré escuchando y tarareando esa canción que te encantaba, y tendré en la boca un trocito de cebolla y de champiñón que nunca probé aunque me rogaras. Te mando un beso en tu boquita ausente, ojalá me perdones algún día por haber dejado quemar los frijoles. Adiós.
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