28 de julio de 2010

Mi nombre es Sara. Tenía diecisiete años cuando me di cuenta de que me había enamorado de una mujer. Ese día sentí el miedo recorrer todo mi cuerpo y el corazón congelarse dejándome casi sin respiración. Lo cierto es que aunque desde que nacemos los demás se empeñen en elegir por nosotros, el corazón no entiende de imposiciones. No porque me compraran Barbie y Ken a los cinco años ni porque mi madre me regañase a los quince por no saber cocinar todavía "para que el día de mañana mi marido estuviese contento y tener una familia feliz" yo voy a ir en contra de lo que sienta mi corazón. Por supuesto, eso no quiera decir que no pueda enamorarme de un hombre. Es difícil de comprender para muchos, fácil para otros. Bien, consiste en enamorarse de la persona en sí, de su manera de ser, de su corazón, de su razón, de su alma... y no de su sexo.


Escrito Por Sandra.

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